Unos días en el campo

Hace poco tiempo conocí a una persona muy simpática, mi buena amiga K. Es de esas personas que te caen bien al instante y sabes que te llevarás bien. Me caen bien las personas con las que puedes conversar de todo, sobre todo de música, y moverte de tema en tema sin problemas, y que además sabe escuchar. El fin de semana me invitó a su casa en el campo (bacán su casa) que queda varias horas al sur de mi ciudad. Tenía hartos perros y gallinas, árboles frutales y además silencio por montones, sobre todo en la noche, algo que se echa menos la mayor parte del año a pesar de intentar aislarme del mundo cada vez que duermo.
Campito

Se nota cuando les han dado cariño, con las personas también corre :)

Cuando estaba en paz pensaba en la inquietud e inconformismo humano: siempre me ha gustado el campo y su tranquilidad y probablemente si pueda tenga alguna casita de campo para escaparme de vez en cuando... pero después de un tiempo me doy cuenta que necesito movimiento, hasta podría decir que se echa de menos la ciudad, pero me pasa al revés cuando estoy en la ciudad!! de seguro que más de algún lector ha tenido esas contradicciones (problemas del 1er mundo? jaja)... igual soy feliz siendo inquieto, cuando no lo sea me preocupo :)

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